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Tengo el privilegio de ser quien habla en nombre de un equipo de seres cuyo amor por el circo solo ha crecido, y nuestro mensaje para ustedes lectores es: gracias. Ahora la llama circense vive en ustedes, y esperamos que en estas páginas encuentren una razón para mantenerla con vida.

Popov está dedicada a las personas que lo han dado todo por celebrar la vida por medio del circo. Aquí juntamos solo algunas de las vivencias de todos estos artistas, en un esfuerzo por contagiar a quien nos lea de la belleza de la magia circense que rodea cualquier acto.

El maestro Oleg Popov, cuyo nombre está inmortalizado en esta revista, decía que “la vida es como un bosque, nunca se puede ir en línea recta”. Desde los inicios de esta revista, nos desviamos de las líneas rectas. Como en el circo, nos dedicamos a explorar, sin saber muy bien lo que íbamos a encontrar, pero

con la certeza de que a la vuelta de cada esquina habría una lección valiosa por aprender. Y así fue. Es imposible describir con solo palabras la calidez de todas las personas involucradas en este experimento. Cada una apoyó con todo su corazón un esfuerzo por darle al circo la voz que siempre se ha merecido.

Tuvimos obstáculos y sorpresas que resultaron cumpliendo algunos de nuestros sueños más grandes. Conocimos a los mejores malabaristas del mundo, a payasos interplanetarios cuya vocación es sanar por medio de la risa, a los pioneros de las artes circenses y a las personas que hacen del arte un oficio que vale la pena. Infinitas gracias a ProleteR, a Harlequin, a William, a Paula, a Dani, a Ivancho, a Santa, a Sergio, a Jay, a Spencer, a Mateo, y a todas las personas que no aparecen en estas páginas, pero que nos ayudaron a hacer de esta idea loca, una realidad con fundamentos. Gracias a David, Valeria, Esteban y Álvaro por comprometerse a esta labor tan titánica de dejar el rostro del circo en alto.

Comenzando este viaje, teníamos la ambición de llegar a las grandes carpas rojas del circo tradicional. Al final eso no ocurrió, porque vimos que el circo es tan infinito como los lugares donde está presente. El circo no es solo una carpa, ni es solo un semáforo, es la esencia de cada persona lo vive, y va con ellos y se riega por donde quiera que vayan. Es una celebración de la vida donde toda alma curiosa está invitada. Popov es una exploración en la identidad malabarista y cirquera. Por eso el nombre de nuestra primera edición, en la que nos preguntamos lo que significa cuando alguien dice “soy malabarista”. Lo que encontramos, es que esa declaración va infinitamente más profunda de lo que alguna vez hubiéramos imaginado.

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